Cuando realizamos una travesía a bordo de un velero, un aspecto importante que no debemos olvidar es cómo nos vamos a organizar para cocinar a bordo. La comida y la alimentación es un factor muy importante, sobre todo cuando la travesía va a durar bastantes días. La organización y la capacidad de adaptación son los factores más importantes a la hora de planificar cómo vamos a cocinar a bordo.
Navegar, pese a que es una actividad de ocio, es al fin y al cabo una actividad física de primer orden. Por tanto, los tripulantes tienen que ver satisfechas sus necesidades en cuanto a calorías y nutrientes. A la hora de cocinar a bordo debemos elaborar menús completos y equilibrados desde el punto de vista nutricional. Es fundamental también que haya una variedad en la dieta de los tripulantes, de manera que en la medida de lo posible no se repitan los menús.
En primer lugar tenemos que hablar con el patrón para que nos ponga en conocimiento cuál va a ser la travesía y cuántos días va a durar la navegación y a partir de ahí podremos saber cómo vamos a cocinar a bordo. En función del número de días y del número de comensales, deberemos diseñar y elaborar los menús. A la hora de pensar cuáles van a ser los menús, hemos de pensar cuáles van a ser las necesidades energéticas de los comensales.
La organización de las comidas es fundamental
La organización es fundamental. En los veleros el espacio es reducido, por lo que deberemos organizarnos bien a la hora de almacenar los ingredientes. En este sentido, es importante que almacenemos bien las latas, botes, paquetes, etc, para poder aprovechar al máximo el espacio que tenemos en los cajones. A la hora de cocinar a bordo la organización es clave.
Tan importante como la organización, es fundamental la capacidad de adaptarse a los medios de los cuales uno dispone. Por eso, para cocinar a bordo, antes de planear los menús, debemos conocer qué medios tenemos a nuestra disposición, qué electrodomésticos hay, cuántas ollas y qué capacidad tienen, de qué tamaño es la nevera, etc.
En función de estos datos, ya podremos tomar decisiones sobre cómo nos vamos a organizar a la hora de cocinar. Por lo general, a la hora de cocinar a bordo, deberemos optar por menús sencillos en su elaboración. Pero sencillo no significa malo ni de poca calidad. Es todo un reto para la persona que se pone delante de los fogones, y a veces, con pocos medios y recursos se pueden conseguir muy buenos resultados.
A la hora de organizar los menús, los primeros días de la travesía emplearemos los ingredientes más frescos como verduras y hortalizas, frutas y carne o pescado fresco, y a medida que nos acerquemos al final de la travesía emplearemos ingredientes secos o no perecederos como legumbres, pasta, arroz, conservas, etc. Si durante la travesía tenemos oportunidad de hacer parada en algún puerto, podemos aprovechar la parada para acercarnos a un mercado o tienda y hacer acopio de alimentos frescos para cocinar a bordo.
Elaborar una dieta completa y equilibrada
Aprovechando la travesía puedes intentar pescar y que parte de tu dieta se componga de las piezas que tú mismo has pescado. Si no tienes suerte, puedes recurrir a conservas de pescado en lata, como el atún, las sardinas, o pescado en salazón. En todo caso, antes de ponerte a pensar sobre cómo vas a cocinar a bordo para tu tripulación, debes conocer cuáles son los gustos de tus compañeros de velero.
En la medida de lo posible los menús que prepares a bordo no deberías ser muy diferentes de los menús que puedas elaborar en tierra. Los hidratos de carbono y las verduras y hortalizas deberían ser la base de la dieta de los tripulantes. La carne o el pescado debería ser de consumo ocasional, por cuestiones obvias: por salud y por cuestiones logísticas. La carne y el pescado no tienen una larga conservación, por lo que no se consideran un alimento óptimo para cocinar a bordo. La aportación de proteinas deberá ser a través de embutidos, pescados en salazón y conserva, etc.
De preferencia, aprovecharemos para cocinar a bordo en los momentos en que la embarcación esté anclada. Si nos encontramos en medio de un temporal o de una tormeta, el movimiento excesivo en el velero nos puede perjudicar mucho el trabajo y puede ocasionar accidentes graves a bordo. Si el temporal dura varios días, la tripulación deberá ser comprensiva y entender las circunstancias. A cambio, cuando el clima mejore ya tendremos ocasión de sacar a relucir nuestras mejores aptitudes gastronómicas al frente de los fogones.