Puede parecer que en cuestión de barcos a vela esté todo inventado, cuando lo cierto es que en los últimos años hemos visto grandes avances tecnológicos que se han aplicado a esta modalidad deportiva y recreativa los cuales deben contemplarse también en el sector de los seguros para barcos. La última gran novedad en cuanto a innovación y diseño que hemos visto en el ámbito de la náutica es el Wind+Wing, un catamarán con una vela de fibra de carbono, propulsada también por una pequeña célula fotovoltaica. Se trata de un ambicioso proyecto que se ha desarrollado en la bahía de San Francisco y que tiene por objetivo dar un nuevo impulso tecnológico y ecológico a la náutica en general y a los barcos a vela en particular.
Jay Gardner es un empresario que se ha ganado la vida en los últimos veinte años organizando excursiones en barco por la famosa bahía norteamericana. El espíritu innovador de Silicon Valley ha influido a este visionario, que ha desarrollado un catamarán dotado una vela rígida que está llamado a revolucionar el transporte marítimo de pasajeros al reducir considerablemente el consumo de combustible y las emisiones de dióxido de carbono. Los barcos a vela desarrollados por Gardner, con capacidad para hasta 400 pasajeros, permiten una reducción de diésel de alrededor del 40%.
Ferrys a vela sostenibles
Una vez que la vela de fibra de carbono está instalada en el barco a vela, el sistema para manejar la embarcación es muy sencillo, ya que todo se realiza desde un control remoto. Cuando estamos navegando fuera del embarcadero, las velas se abren o se cierran automáticamente, en función del ángulo del viento.
Este sistema está pensado también para ser aplicado en embarcaciones normales, sustituyendo las tradicionales velas por estas velas de fibra de carbono. Por ahora ya se han realizado las primeras pruebas con éxito, y el objetivo de Gardner es que en el año 2017 la ciudad de San Francisco ya pueda contar con una flota pública de ferrys propulsados con el sistema Wind+Wing.
Por ahora, el gran inconveniente de este sistema de velas rígidas de fibra de carbono es la inversión inicial, pero para un barco a vela que cada día va a realizar este servicio de transporte de viajeros por la bahía de San Francisco, se calcula que el ahorro de combustible hace que en apenas dos años podamos amortizar la operación.