Los catamaranes se han ido popularizando durante los últimos años, cobrando cada vez mayor protagonismo en la navegación vacacional. De hecho, a nivel particular, son muchos los armadores que se decantan por los multicascos a la hora de adquirir una embarcación.
Básicamente, un catamarán es un barco deportivo de vela o motor, compuesto por dos cascos alargados y estrechos que se hallan unidos por una plataforma. No disponen de lastre, por lo que son un tipo de embarcación más ligera que los monocascos, además de ser más estables y seguras. Aunque los catamaranes pueden ser de motor y de vela, lo más habitual es que dispongan de un motor en cada casco.
Principales diferencias de navegación entre un catamarán y un velero
Pese a contar con dos cascos y una estructura central, los catamaranes fabricados hace décadas no terminaban de aprovechar el espacio interior como cabría esperar, aspecto que ha variado mucho en los últimos tiempos, con catamaranes de 40 pies que compiten en habitabilidad y confort con veleros de hasta 60 pies. Y es que ambos cascos pueden albergar amplias cabinas con baño, y los salones llegan a tener una amplitud considerable.
Comparar las características de navegación entre un catamarán y un velero resulta muy recurrente en nuestros tiempos, sobre todo a la hora de decidir qué tipo de embarcación comprar o alquilar. Lo cierto es que las diferencias entre ambas embarcaciones son notables, pero lo más apropiado es señalar las particularidades de cada una, puesto que afirmar que una es mejor que otra sería algo muy subjetivo, ya que depende de las preferencias y necesidades de cada navegante.
Un aspecto significativo de un catamarán es la ausencia total de escora, al contrario de los veleros que, en menor o mayor ángulo, siempre están inclinados en función de la dirección del viento. Esta mayor estabilidad del catamarán supone un aumento considerable de las seguridad de los pasajeros, además de ofrecer una navegación mucho más relajada, puesto que en los veleros la musculatura casi siempre está activa para mantener la estabilidad. Por tanto, los catamaranes son más recomendables para llevar a bordo invitados sin muchos conocimientos de navegación.
Asimismo, el catamarán es más rápido con igual eslora, alcanzando un 20 % más de velocidad que un barco velero. De hecho, los multicascos poseen todos los récords de velocidad en las regatas, superando los 50 nudos, en el caso de los catamaranes de competición. No obstante, a diferencia de los veleros, los multicascos no consiguen navegar en virajes de boyas de más de 60 grados, donde la velocidad cae drásticamente.
Sin duda, existen catamaranes con diseños espectaculares, de orzas abatibles que brindan excelentes derivas, pero, en este sentido, es muy raro que puedan acercarse a las prestaciones de un velero con un diseño, simplemente, convencional. Esta cualidad lo sitúa en desventaja respecto a los veleros a la hora de emprender travesías regulares.
La maniobrabilidad que ofrece en puerto un catamarán también es digna de mención. Una vez que el tripulante se familiariza con su manejo, resulta mucho más sencillo moverlo en espacios estrechos, si lo comparamos con un velero. Ni tan siquiera un velero que incorpore hélice en la proa, llega a tener la capacidad de maniobra de los catamaranes con dos motores.